Por María Verardini
Hay modas que se insinúan y otras que galopan. El espíritu cowboy pertenece, sin duda, a la segunda categoría. En una temporada donde la nostalgia se viste de cuero y el confort se traduce en actitud, los nuevos zuecos de Genuins reescriben el código del Oeste con una sensibilidad contemporánea.
Los vimos asomarse tímidamente en el street style de Copenhague y Milán —esa mezcla entre granja y galería de arte— y ahora es oficial: el estampado de vaca se consolida como el nuevo print fetiche del 2025. Más cálido que el leopardo y menos predecible que la serpiente, este motivo campestre se cuela en los armarios más urbanos con una naturalidad casi poética.

La reinterpretación de Genuins tiene mucho que ver con eso: piezas que no buscan disfrazar, sino revelar. Desde el Galvano Leather Cow, con su silueta sólida y su suela anatómica que abraza el pie con precisión ortopédica (y un punto fashionista), hasta el Huma Vegan Cow, el más consciente de la colección, elaborado en materiales veganos con certificación PETA. Un diseño que demuestra que la sostenibilidad también puede tener alma western.
Pero si hay un modelo que conquista tanto a las devotas del minimalismo como a las exploradoras del maximalismo, ese es el Riva Leather Cow. Su piel —procedente de curtidurías con certificación LWG Oro— tiene ese brillo sutil que no necesita presentación: basta un vaquero recto y un abrigo camel para que el look hable solo.

Más allá de las tendencias, hay una declaración de estilo en cada paso: la comodidad no está reñida con el deseo. Los nuevos zuecos de Genuins no buscan la aprobación del algoritmo, sino la complicidad de quien los lleva. Porque vestir el Oeste hoy no es un gesto literal; es una forma de reivindicar la autenticidad en tiempos de copia y pegado.
Y ahí radica su verdadero poder. El nuevo western no evoca tanto los rodeos ni los sombreros polvorientos, sino la idea de libertad que los inspiraba. Es una estética que nos invita a mirar el horizonte —no necesariamente el desierto— con la misma determinación con la que una mujer contemporánea camina por el asfalto. Los zuecos se convierten entonces en una metáfora de ese equilibrio entre el terreno firme y la aventura, entre lo doméstico y lo salvaje.

No es casualidad que esta tendencia haya resurgido en un momento donde la moda vuelve a hablar de raíces, de lo natural, de lo imperfecto como lujo. En el gesto de calzarse unos Genuins hay algo profundamente humano: el deseo de volver a sentir. Sentir la textura del material, el peso de lo real, la calma de un paso estable. Una resistencia silenciosa al vértigo digital que nos rodea.
La filosofía slow fashion se materializa así en formas reconocibles y terrenales. Genuins no solo recupera el imaginario del Oeste; lo humaniza, lo depura, lo vuelve contemporáneo sin perder su esencia. Porque no se trata de disfrazarse de vaquera, sino de asumir esa fuerza interior que evoca el campo abierto: independencia, naturalidad, carácter.
Quizá por eso los zuecos cow print encajan tan bien con la moda actual: no imponen, acompañan. Combinan la nostalgia de lo artesanal con la inteligencia del diseño consciente, la sensualidad del cuero con la ética del consumo responsable. En tiempos de colecciones efímeras, estos zapatos tienen algo de permanencia, de historia, de alma.
El resultado final es un gesto sutil pero rotundo: caminar sin prisa, pero con estilo. Porque el lujo ya no está en lo que brilla, sino en lo que permanece. Y mientras las pasarelas se llenan de reinterpretaciones del Oeste, Genuins demuestra que, a veces, la verdadera revolución empieza en el suelo que pisamos.



























