Por redacción
TRÁPALA es mucho más que una simple marca de calzado. Es una expresión artística llevada a las calles, un lienzo móvil que narra historias a través de sus piezas más exclusivas. Con un enfoque que fusiona la fantasía de los cuentos de hadas con la modernidad del streetwear, la creadora de esta propuesta única, Cristina Casadevall, ha logrado posicionarse como una de las artistas más innovadoras en la intersección entre arte y moda. Cada par de sus zapatillas y botas no solo es un accesorio de lujo, sino una obra maestra que invita a quien las lleva a experimentar una nueva forma de caminar y de ser visto. Y en un mundo saturado de productos masivos, TRÁPALA se destaca por su capacidad para ofrecer piezas limitadas y únicas, que convierten a cada cliente en un coleccionista de arte. Cada diseño, cada trazo, cada color de las zapatillas refleja la esencia misma de la artista y su deseo de transmitir un mensaje de exclusividad, elegancia y creatividad sin igual. InfoLujo habla con su fundadora, Cristina Casadevall, para conocer cómo nace esta marca y cómo se logra fusionar con éxito el mundo de la moda y el arte.


¿Cómo nació Trápala? ¿Qué momento o detonante le llevó a fundar su propia firma?
TRÁPALA nace como una extensión natural de mi obra pictórica. Después de más de treinta años trabajando en el estudio, sentí la necesidad de sacar el arte del lienzo, llevarlo a la calle, a la piel, al movimiento. El detonante fue entender que el arte no solo se expone: también se vive. Y la moda me ofrecía ese canal.
Es artista, además de empresaria. ¿Cómo se entrelazan el arte y el diseño en sus colecciones?
No los separo. Para mí, diseñar una sneaker o intervenir una lámpara parte del mismo impulso que pintar. Hay un trazo, una textura, una narrativa. En TRÁPALA todo tiene origen en la obra original. Cada colección es, en esencia, una continuación del cuadro. Una vez he seleccionado la obra, decidimos conjuntamente en el equipo como queremos proyectar la colección y en ese momento inicio el proceso de diseño de la silueta que vamos a lanzar, y la elección de materiales teniendo en cuenta la paleta de color y texturas.
¿Qué papel juega la artesanía en el ADN de Trápala? ¿Cómo logra equilibrar lo tradicional con lo contemporáneo?
La artesanía es el corazón del proyecto. Trabajo con materiales nobles, procesos manuales, producción local. Pero eso no significa mirar hacia atrás: al contrario, me interesa cómo lo tradicional puede reconfigurarse en piezas con una lectura contemporánea y personal. Diría que, en el proceso desde que nace cada una de las piezas de la colección, hay una parte 100% artesanal, ya que todo parte de una obra de arte. Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías, hemos podido implementar técnicas que contribuyen a alargar la vida de cada pieza siendo más sostenibles y duraderas.
España tiene una herencia riquísima en moda. ¿Cómo dialoga Trápala con esta identidad cultural?
España está en el ADN de TRÁPALA, no como postal, sino como emoción. Está en los colores, en los volúmenes, en la actitud. El flamenco, por ejemplo, no es solo un tema: es una forma de entender la presencia, el gesto. Me interesa reinterpretar esa identidad desde un lugar más libre y artístico.
¿Le gustaría que la reina Letizia llevara Trápala? ¿Qué pieza le recomendaría?
Por supuesto. Me parece una mujer inteligente, elegante y con una sensibilidad y personalidad muy marcada, capaz de llevar una pieza elegante y clásica de ropa con nuestras trápalas. Además ella viste en muchas ocasiones muy monocolor y es algo que aconsejamos a nuestros clientes para darle el máximo protagonismo a nuestras ‘sneakers’ y bolsos. ¡Quién mejor que ella para vestir arte español!
Le recomendaría una de nuestras piezas más estructurales, con textura y profundidad, algo que no necesite gritar para destacar. Una obra que se lleve, más que un accesorio. La imagino con nuestra colección más icónica de la marca: BULERIA.


¿Cómo define el estilo de Trápala?
Honesto. No responde a tendencias ni busca likes. Tiene que ver con lo atemporal, con lo que emociona, con piezas que no se agotan al cabo de una temporada. Es un estilo con alma, con historia, con imperfecciones que lo hacen real.
¿Cómo ha evolucionado su visión creativa desde que lanzase su firma hasta hoy?
Antes era más impulsiva. Ahora hay una visión más estructurada, más global. Pero nunca he perdido el impulso inicial: ese deseo de crear desde lo que me mueve. Lo que sí ha cambiado es la forma de materializarlo: he aprendido a traducirlo a otros formatos sin perder la esencia.
¿Qué ha aprendido como mujer al frente de una marca?
Que hay que ser muy clara con tu visión. Que la autoridad no siempre se escucha igual en voz de mujer. Pero también que cuando esa visión es firme, coherente y sostenida en el tiempo, acaba imponiéndose por sí sola. He aprendido a poner límites, a delegar, y a confiar más en mi intuición.
¿Cómo es su día a día como directora creativa y empresaria? ¿Algún ritual imprescindible?
Mis días son una mezcla entre el caos y la creación. Estoy en el estudio, en reuniones, revisando materiales o bocetando en cualquier esquina. Lo único que nunca falta es un rato de silencio. Necesito un espacio —aunque sean 20 minutos— para reconectar con lo que estoy haciendo y por qué.


¿Qué significa el lujo para usted hoy? ¿Cree que está cambiando de piel?
Sin duda. El lujo ya no tiene que ver con lo ostentoso. Para mí, hoy el lujo es lo que tiene alma. Lo hecho a mano, lo que perdura, lo que te conecta con una historia o con un lugar. Y sí, está cambiando: el lujo de ahora mira más hacia adentro.
¿Qué lugar ocupa la sostenibilidad en Trápala?
Un lugar real, no de marketing. Producimos localmente, usamos materiales duraderos, y evitamos procesos innecesarios. No creo en la perfección, pero sí en una mejora constante. El lujo no puede ser irresponsable.
¿Qué referentes artísticos o de moda le han influido? ¿Cómo describe su estilo artístico?
En arte, diría que desde el expresionismo abstracto de Jackson Pollock y Mark Rotko hasta la sutileza de la pintura sumi-e de Kumiko Fujimura. Mi estilo artístico es visceral, espontaneo y gestual, matérico y emocional, explorando el incosciente. En mi paleta de color predominan los rojos, naranjas, y ocres, siempre sobre fondos neutros, piedra y tostados, que dan protagonismo a los trazos negros que culminan la obra. No busco complacer: busco conectar.
¿Mayor reto y mayor triunfo con Trápala?
El mayor reto ha sido trasladar un universo tan personal como el mío a un producto. El mayor triunfo, que las personas lo entiendan, lo valoren y lo lleven como si fuera parte de ellas.

Si Trápala fuera una obra de arte, ¿qué técnica y colores tendría?
Sería técnica mixta, seguro. Con pigmentos naturales, texturas en relieve y mucho rojo, negro y oro. Algo que no se entiende del todo al primer vistazo, pero que se queda contigo.
¿Qué le diría a una joven creativa que sueña con lanzar su propia firma?
Que lo haga. Pero que se prepare para sostener su visión incluso cuando nadie más la vea. Que confíe más en su intuición que en las tendencias. Y que entienda que crear también es resistir.